Por Josué Ramírez

Director Regional IDCA

Recientemente, empezamos a escuchar sobre la sustentabilidad del metaverso, para aquellos que no están muy familiarizados con este término, es esencialmente un mundo virtual al que podemos acceder gracias al progreso tecnológico de las últimas décadas. Este concepto fue utilizado por primera vez en 1992 por el novelista estadounidense Neal Stephenson, que propuso la convergencia del mundo real y el mundo digital.

Para llegar al estado actual del metaverso, hubo una transición durante los últimos 20 años, al principio, vimos estos avances en los videojuegos donde gráficos 2D evolucionaron a gráficos 3D. Luego, surgieron las gafas de realidad aumentada que nos permitieron sumergirnos en un entorno completamente virtual.

La idea del metaverso fue concebida a través del videojuego Second Life, lanzado en 2003 con el uso de Avatares, que es como las personas se representan a sí mismas en el metaverso. Así se introdujeron un sin fin de ideas para usar el metaverso, desde videojuegos hasta simuladores de vuelo, visitas guiadas, tiendas virtuales, capacitación, educación y más.

Algunas de estas nuevas funcionalidades del metaverso pueden ayudar a evitar algunos riesgos en la vida real, como simulaciones de vuelo para pilotos, capacitación en profesiones de alto riesgo o prácticas quirúrgicas. Varias instituciones han comenzado a sentar las bases de este universo virtual, entre ellas Meta, Microsoft, Google, Apple y Samsung, así como algunas compañías de videojuegos e inteligencia artificial y compañías financieras.

Derivado de la creación del metaverso, han surgido otras herramientas, como los NFT (tokens no fungibles), que son activos que una vez creados no se pueden modificar.  Estos activos pueden ser comercializados, cambiar de propiedad y tienen un sistema de control a través de blockchain que permite a los usuarios conocer el origen del NFT y los cambios de propiedad. Se han vuelto muy importantes, ya que a través de ellos es posible utilizar el comercio virtual, donde una persona puede tener propiedades u objetos virtuales que también poseen un valor económico en el mundo real.

Procesamiento de datos

La infraestructura tecnológica que soporta el metaverso debe ser lo suficientemente robusta para que un avatar, las simulaciones u otros objetos logren grandes detalles gráficos con alta resolución como en la vida real.

Este procesamiento se lleva a cabo en centros de datos, donde no solo es necesario instalar cientos o miles de servidores para que puedan existir estas plataformas virtuales, sino también otra infraestructura, como equipos de comunicaciones, seguridad, almacenamiento, conectividad de alta velocidad con conectividad física e inalámbrica, y transmisión de alta velocidad y baja latencia. Esta infraestructura requiere un gran consumo de recursos, incluida la electricidad.

El metaverso es tecnología del mañana que no puede estar basada en la infraestructura del ayer. Ya se creó una tendencia y ahora nos corresponde ir adelante, ser disruptivos y crear las plataformas necesarias para que este universo virtual tenga la omnipresencia y la latencia necesaria para hacer una economía funcional y contribuir con la sustentabilidad del metaverso.

Si bien es cierto, el metaverso puede ser la próxima gran plataforma después de los dispositivos móviles, es necesario, adecuar la infraestructura actual de informática y almacenamiento de datos. De lo contrario, la experiencia del usuario al realizar transacciones, compartir conocimiento y de relacionarse con otras personas en el entorno digital sería inestable y poco fiable.

Los sofisticados mecanismos de experiencias virtuales requieren del procesamiento del gran volumen de datos, por lo tanto, vamos a requerir de infraestructuras Edge que respondan a la demanda requerida para que el metaverso funcione adecuadamente, se estima que requeriremos, en un futuro cercano, 1000 veces la necesidad informática actual.

¿Cómo se relaciona con la sustentabilidad del Metaverso?

Estos proyectos implican un gran consumo de electricidad y es necesario implementar estrategias de sustentabilidad para que la energía utilizada en los centros de datos provenga de fuentes de energía renovables y bajas emisiones de carbono.

Actualmente, los centros de datos consumen el 2% del total de energía a nivel global, y se proyecta que este porcentaje aumente en los próximos años, ya que hay un crecimiento exponencial en muchas regiones del mundo, incluida América Latina, donde se proyectan y se están construyendo nuevos centros de datos, principalmente a hiperescala.

Solo en México, las proyecciones ven nuevos centros de datos de más de 600MW de consumo para 2025. Para dar una idea del tamaño de estos proyectos, esto es más del doble del consumo de energía utilizado por los centros de datos existentes en México.

Para reducir las emisiones de carbono, la implementación de estos proyectos necesita contemplar estrategias de eficiencia energética, utilizar tecnología que ayude a reducir el consumo de energía, implementar sistemas informáticos de bajo consumo y crear una estrategia sostenible de gestión de residuos que asegure que los equipos que se reemplazan tengan un sistema de reciclaje adecuado para reducir los efectos contaminantes que causan.

Adicionalmente, la fuente de generación de energía (hablando de sustentabilidad del metaverso) debe provenir de fuentes renovables o naturales para evitar el consumo de energía procedente de combustibles fósiles que aumentan las emisiones de carbono en la atmósfera.

Actualmente, el objetivo global es lograr una reducción del 45% en las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y alcanzar cero neto para 2050 con el fin de mantener el aumento de la temperatura del planeta en no más de 1.5 grados centígrados. ¿Qué significa esto? En 2010, surgió una iniciativa para un futuro sostenible y la ONU ha pedido a las naciones, a través del Acuerdo de París, que se unan a este plan para tratar de reducir el calentamiento global y sus consecuencias.

Me gustaría hacer un par de aclaraciones en los términos carbono neutral y cero neto, que se han utilizado mucho en los últimos años pero que pueden generar un poco de confusión. Si bien ambos buscan una mejora en la sostenibilidad ambiental, la neutralidad de carbono se refiere a cómo producimos y consumimos energía basada en combustibles fósiles y busca reducir las emisiones de dióxido de carbono y su impacto en el medio ambiente.

El cero neto, por otro lado, no solo incluye dióxido de carbono, sino también otros gases de efecto invernadero, como el metano y el dióxido de azufre. Busca tener un equilibrio entre la cantidad de gases de efecto invernadero que ponemos en la atmósfera y la cantidad que eliminamos.

Sin embargo, es necesario que todos estos proyectos metaversos y complejos de hiperescala que se están instalando a nivel mundial contemplen en sus diseños, implementación y operación estrategias que puedan cumplir con estos compromisos de sustentabilidad para que se conviertan en parte de la búsqueda de la neutralidad de carbono y el cero neto.

Ingenium e IDCA trabajan en conjunto para contribuir con la sustentabilidad del metaverso y mejorar la experiencia a través del conocimiento que tienen nuestros profesionales. Si tenés dudas, podés contactanos y con gusto te asesoraremos.